lunes, 27 de febrero de 2012

Patatas bravas

Adicción. Para mí, las patatas con salsa brava son una adicción. Habiendo nacido y crecido en una ciudad con un lugar de culto como “El Bodegón” (en Ponferrada, la mejor salsa brava del universo y no estoy exagerando nada), tengo que decir que las patatas bravas casi casi las mamé ^^. Y cuando dejé mi tierra, me percaté de que en el resto del mundo no iba a encontrar unas patatas como aquéllas; que en muchos bares me engañarían y me pondrían un plato de patatas con una salsa rosa un poquito picante... Así que un día de fuerte antojo, intenté crear una salsa brava que satisficiera mis ansias. Y probé con esto: 
Patatas bravas caseras
 


Ingredientes para la salsa

¼ cebolla muy picada
2 cucharadas de harina
1 tacita de agua de mejillones
2 cucharadas de pimentón dulce
2 cucharadas de pimentón picante
4 tacita de tomate (frito o triturado)
Sal y pimienta negra (al gusto)
1 guindilla

Empezamos pelando y cortando las patatas. Las ponemos a freír en una sartén o freidora y vamos preparando la salsa. En una sartén antiadherente ponemos a sofreír la cebolla muy picadita. Cuando la cebolla empiece a ablandarse y a dorarse, añadimos la harina y removemos con un batidor de varillas de madera o silicona (para no dañar la sartén). Se formarán grumos, pero se desharán cuando añadamos el agua y sigamos removiendo. Lo perfecto sería añadir una tacita de agua resultante de haber hervido unos mejillones. Como yo no suelo hacer mejillones pero las bravas me encantan, mi señora madre congela el agua en pequeñas porciones cada vez que hace mejillones en casa. Así tengo en mi congelador mi pequeño suministro jeje. Si la salsa está muy espesa o grumosa, añadimos más agua. Una vez consigamos una mezcla cremosa empezamos a añadir el resto de ingredientes. La cantidad de pimentón dulce y picante es orientativa y dependerá de lo picante que queramos nuestra salsa; yo lo hago a ojo y voy probando la salsa hasta que esté a mi gusto.
Si después de todo el proceso la salsa aún tiene grumos, siempre podemos recurrir al batidor eléctrico.
Retiramos del fuego la salsa y sacamos las patatas de la sartén. Añadimos la salsa a las patatas ya escurridas y ¡listo!

Detalle de la salsa brava

jueves, 23 de febrero de 2012

Flamenquines a la leonesa

O qué hacer cuándo tus padres y los del crítico jefe deciden ponerse de acuerdo y llenarte la nevera de deliciosa cecina de León, carne y viandas varias recién venidas del hogar. ¿Qué pasa? Que más temprano que tarde temes que algo se va a estropear. Así que, ya que la ocasión y la nevera lo pedían a gritos, hoy toca homenaje a mi tierra leonesa.


Necesitamos

Cinta de lomo adobada en filetes
Cecina de león
(tantas lonchas como filetes, obviamente)
Queso en lonchas
(vale, lo reconozco, miento, yo puse trocitos de cabrales ^^)
Pan rallado
3 ó 4 pimientos del Bierzo asados
(hechos por mi señora madre)
200 ml nata para cocinar
Sal y pimienta

Aplastamos con un mazo los filetes de lomo adobado para que queden más finos. Colocamos sobre cada filete una loncha de cecina de León y una loncha de queso (o un trocito de cabrales ^^).


Enrollamos cada filete y lo sujetamos con un palillo para que no se deshaga el rollito. Empanamos los rollitos y los freímos en una sartén con una cucharada de aceite caliente.
Mientras tanto, ponemos a calentar en un cazo los pimientos asados, la nata y una pizca de sal y pimienta. Cuando esté caliente (y los pimientos vayan soltando jugo) bajamos el fuego y lo trituramos todo bien con la batidora. Servimos los flamenquines con la crema de pimientos y dejamos a los invitados con la boca abierta ante las maravillas de la tierra leonesa.

miércoles, 22 de febrero de 2012

Descanso por enfermedad

Sí, lo sé. He estado desaparecida del mapa culinario internáutico. Me fui unos días de vacaciones al hogar paterno, con la intención de cargar pilas, recoger mi nuevo robot de cocina y robar recetas y sabiduría maternas... y me lo traje todo menos las pilas, que las sustituí por un virus estomacal maravilloso que me ha acompañado durante una semana. Como comprenderéis, ganas de cocinar cosas bonitas y hacerles fotos = 0.
Pero ya estoy bien y ya he cargado mis pilas (y mi estómago con manzanas y arroz) para una temporada y vuelvo con ganas de meterme a la cocina a investigar.

Como adelanto os informo de que esta noche subiré los maravillosos flamenquines a la leonesa que improvisé este mediodía para mi crítico gastronómico jefe: el que vive conmigo ¡je!

Perdonad la tardanza y no sufráis con la espera ^^ ¡he vuelto!

sábado, 11 de febrero de 2012

Solomillo de cerdo en hojaldre con salsa de roquefort

O qué hacer cuando has comprado demasiado queso y demasiado hojaldre y ambos te miran desde la nevera con ojitos tiernos. Y diréis: "Pues vaya tontería de receta, eso no tiene ciencia ninguna". Ya, ¿y quién dijo que tuviera que tenerla? Está buenísimo y punto. Y ¿lo bien que quedas cuando se lo pones a un invitado y parece un plato elaboradísimo? Pues eso, que tampoco hace falta tirarse horas en la cocina para quedar bien jeje.

Ingredientes

Una pieza de solomillo de cerdo cortada en medallones gruesos
250 gr queso roquefort
200 ml de leche evaporada o nata para cocinar
1 ò 2 láminas de masa de hojaldre
(dependerá del tamaño de la pieza de solomillo)
Nuez moscada en polvo
Sal y pimienta


Ponemos a calentar una sartén a fuego fuerte con una cucharada pequeña de aceite. Cuando esté caliente ponemos los medallones de solomillo vuelta y vuelta para sellarlos, salpimentamos y los reservamos en un plato. En un cazo a fuego lento, calentamos el queso roquefort troceado con los 200 ml de leche evaporada o nata (yo prefiero la leche evaporada porque la salsa queda más ligera, y el sabor es el mismo: a mucho queso :) ). Cuando el queso empiece a fundirse, removemos con una cuchara de madera hasta conseguir una salsa cremosa. Si la mezcla resulta demasiado espesa, podemos rebajarla con un poco de leche. Retiramos del fuego y espolvoreamos una pizca de nuez moscada.

Extendemos la masa de hojaldre y la cortamos en 4 trozos (nuevamente esto dependerá del tamaño de los medallones de carne) lo suficientemente grandes para envolver cada filete. Colocamos en el centro de cada trozo de masa un medallón. Lo cubrimos con salsa de queso y cerramos el hojaldre por completo. Precalentamos el horno a 180ª C y horneamos los saquitos hasta que el hojaldre esté dorado.



Yo los serví con la salsa de queso restante, ¡para mojar pan!


martes, 7 de febrero de 2012

Brownie de chocolate

El lunes pasado invitamos a comer a una amiga muy chocolatera. Una amiga que, siempre que puede, nos trae tarta de chocolate, muffins de chocolate, galletas de chocolate, y si hace falta, chocolate con chocolate :). Así que claro, tenía que preparar un postre digno. Creo que lo conseguí, porque yo sigo llena de chocolate desde entonces y con un subidón de azúcar considerable...
Nunca había hecho brownies y tenía mucha curiosidad. Porque, claro, que un bizcocho quede en su punto ya lleva su tiempo y atención; pero cuando tienes que sacarlo del horno en el momento justo para que esté crujiente por fuera pero poco hecho y tierno por dentro, ¿cómo lo haces? Pues pasándome los aproximadamente 20 minutos que estuvo en el horno mirando embobada el bizcocho y su proceso de cocción. También tengo que decir que no he hecho la receta clásica de brownies: no me gustan las nueces, en casa tenía avellanas, al sacar de la despensa el chocolate descubrí un bote de Nutella escondido... Cosas que pasan. En definitiva, hice esto:



Ingredientes

 250 gramos de chocolate amargo o semiamargo
1 barra de mantequilla a temperatura ambiente
6 cucharadas de cacao en polvo (yo usé un cacao puro 70%)
2 cucharadas de Nutella (o la crema de cacao que gustéis)
Un puñado de avellanas molidas (esto ya depende de cuánto os gusten)
3 huevos grandes
1 y 1/4 tacitas de azúcar
1 tacita de harina
1 pizca de sal
1 cucharadita de extracto de vainilla

Precalentamos el horno a 200ºC. Escogemos un molde de horno, preferiblemente rectangular o cuadrado, y lo engrasamos con mantequilla por la base y los laterales (el brownie no "crece" al hornearlo, por lo que no hay que preocuparse por la altura del molde). Cogemos dos hojas de papel de horno y las colocamos en el molde engrasado, una en un sentido y la otra en el otro, para tener el molde bien cubierto. Ponemos el chocolate, la nocilla y la mantequilla al baño maría y vamos removiendo hasta conseguir una mezcla cremosa. Retiramos del fuego, incorporamos el cacao en polvo y las avellanas troceadas (en mi caso, como mi picadora más bien "pulveriza" los alimentos, polvo de avellanas), lo mezclamos todo y dejamos que enfríe mientras preparamos el resto de ingredientes.
En un bol mediano o grande, batimos los huevos con el azúcar, la sal y el extracto de vainilla hasta que estén bien combinados. Incorporamos el chocolate a esta mezcla y vamos añadiendo poco a poco la harina mientras removemos bien con una cuchara de madera para que no nos queden grumos.
Vertemos (aquí ya tendrá hasta buena pinta) en el molde y lo metemos al horno a 180-190ºC durante unos 20 minutos. Hay que estar atentos, el brownie estará en su punto cuando al introducirle un palillo de madera salga con algún resto cremoso, y veamos que el exterior está crujiente.

Sugerencia de presentación: servir templado, con helado de vainilla y sirope de chocolate (menos mal que ya no me queda, se me está haciendo la boca agua :)).

viernes, 3 de febrero de 2012

Cinnamon rolls (rollitos de canela)

Sí, sí, sí. Mi estómago concede tregua y parece recuperarse del virus. Así que (¡POR FIN!), aquí os dejo (¡POR FIN!) la receta (¡POR FIN!) de los maravillosos cinnamon rolls o rollitos de canela. Aviso que son altamente adictivos y que no podréis comeros sólo uno... ni hacerlos sólo una vez... y si lo conseguís ¡tenéis una fuerza de voluntad gargantuesca que envidio para mí! ¡Que aproveche! Ya me contaréis qué os parecen :).

Ingredientes para los rolls

1 vaso (250 ml) de leche caliente
medio cubo de levadura de panadería
(12 gr)
1 cucharada de café de levadura química
(tipo Royal)
100 gr azúcar
(o algo más si se usa azúcar moreno)
1 pizca de sal
75 gr de mantequilla calentada y enfriada posteriormente
2 huevos
500 gr de harina
(la que admita) de trigo y de maíz (yo mezclé mitad y mitad aproximadamente)

Para el relleno

140 gr azúcar moreno
75 gr mantequilla
(calentada y enfriada posteriormente)
2 y 1/2 cucharaditas de canela en polvo

Para el glaseado

Azúcar glacé
Extracto de vainilla
Agua
(o leche)
(aunque yo esta vez hice trampa y tenía glaseado de vainilla por casa :))
Mezclamos en un bol la leche con el azúcar y la levadura de panadería y reservamos. En un cuenco aparte, mezclamos la harina, la levadura química y la pizca de sal. Cuando la levadura se haya activado (tienen que salir pequeñas burbujas), añadimos los huevos y la mantequilla. Lo mezclamos todo bien y vamos añadiendo la harina poco a poco, la que necesitemos, hasta que podamos trabajar la masa a mano.

Una vez que la masa no se nos pegue a los dedos, cubrimos el bol con plástico transparente (en mi casa, de toda la vida, se ha usado un paño de cocina, y yo no voy a contradecir a mi madre :)) y lo dejamos crecer durante una hora.

Cuando haya reposado la masa, espolvoreamos harina sobre una superficie lisa y limpia, cogemos una porción de la masa y la estiramos con un rodillo hasta conseguir una base de 1 centímetro de grosor (o menos). Esparcimos por encima la mantequilla con la canela y el azúcar moreno (yo lo mezclo todo previamente, pero no es necesario) y enrollamos la masa hasta obtener un rollo de un cierto grosor. Con un cuchillo sin sierra, vamos cortando el rollo en porciones del grosor de un dedo y los colocamos en una fuente de horno (así, si los rollitos pierden mantequilla al hornearse, se empararán con este sobrante y quedarán más jugosos). Cubrimos la fuente de horno y dejamos que los rollitos crezcan durante otra hora. Precalentamos el horno a 180ºC y horneamos los rollitos hasta que estén dorados.

Preparamos el glaseado, dejamos enfriar los rollitos y los decoramos.

Es preferible calentarlos unos minutos en el horno justo antes de comerlos ^^

jueves, 2 de febrero de 2012

Enlaces ya disponibles

Ya podéis disfrutar en la sección "ENLACES" de páginas web de recetas (en inglés y español), fotografía gastronómica, ingredientes y utensilios. Esperamos que os sirvan de ayuda.

miércoles, 1 de febrero de 2012

Próximamente...

Soy adicta a los cinnamon rolls... a esos bollitos de canela enrollados que se pueden encontrar en el Starbucks y en el Ikea (y si sabéis más sitios, ya me lo estáis diciendo, ¡compartid, malditos!). Soy tan tan adicta que un día cometí un fatídico error: probar a hacerlos yo misma. Y diréis: "Mujer, eso no es un error. Piensa que con lo baratos que son los ingredientes, te vas a ahorrar una pasta...". Sí, sí, pero es que, precisamente, como los ingredientes son tan simples, cotidianos, accesibles, con tan buen precio que malo será que no tengas en casa... ¡AHORA LOS PREPARO CADA DOS DÍAS! Estoy tan llena de canela que creo que si me pinchan sale mantequilla con olor a canela calentita... Son tan sencillos, tan ricos, tan prácticos para llevar de merienda a casa de los amigos, tan ricos, tan para cualquier momento del día, tan para toda la familia, tan ricos (sí, me repito, lo sé... pero es que están DELICIOSOS) que ahora todo el mundo quiere probarlos y hasta me han planteado llevarme mi minihorno a la Puerta del Sol y poner un puestín con precios competitivos, jaja.



Pero como hoy sigo enferma, os voy a dejar con la miel (digo, la canela) en los labios y de momento os dejo sólo con la pintaza que tienen mientras se hornean :) para chuparse los dedos.

Los rollitos antes y después del horneado

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